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 ¿CÓMO PODEMOS OPTIMIZAR AL MÁXIMO EL GASTO DE AGUA?

Por JAVIER FERNÁNDEZ VÁZQUEZ

Ingeniero Técnico Agrícola

 

Actualmente en España estamo bastante concienciados con la necesidad de optimizar al máximo el gasto de agua, bien sea por la política de las distribuidoras de penaliza económicamente los altos consumos, o bien por un sentimiento responsable d administrar un bien que resulta escaso; el tema es que todos buscamos intenta reducir este gasto al máximo.

Hoy en día, la mayoría de los bloques de viviendas se construyen con unas zonas comunes ajardinadas en el interior, a ser posible con piscina e instalaciones deportivas. También el modelo de ciudad moderna incorpora cada vez más zonas verdes. Todo esto implica que una gran cantidad del consumo de agua por cada habitante esté relacionado con la jardinería, por lo que es ahí donde se han centrado muchos de los esfuerzos para el ahorro de agua.

«La fase de diseño es quizá, la más importante en ahorro del agua»

Está claro que hay muchas maneras de ahorrar agua en un jardín, pero quizás la más importante y donde todo comience sea en la fase de diseño. A la hora de proyectar un jardín es muy importante emplear especies con necesidades hídricas reducidas y sobre todo no mezclarlas con otras de mayores necesidades, ya que a la hora de la dosificación del riego será muy difícil que no nos pasemos de agua o por el contrario que no se nos sequen algunas plantas.

Aunque el césped es el gran consumidor de agua en un jardín, y por ello se ha creado una mala prensa; por su belleza y por el frescor que genera, creo que se ha ganado el derecho a formar parte de alguna zona del jardín. Quizás sea por mi formación o quizás por mi vocación, no soy partidario de sustituir el césped natural por el artificial como medio de ahorro de agua. Creo que es preferible reducir las superficies de césped para ajustar los consumos, pero no incurrir en el sobreuso del plástico en un entorno natural como es un jardín. También se puede recurrir a la implantación de praderas de grama (Cynodon dactylon) que requieren dosificaciones de agua mucho más bajas que una pradera convencional, con el único inconveniente de que se produce un amarilleamiento en la época de otoño-invierno. Las nuevas variedades de grama que hay en el mercado hacen que la textura no sea tan áspera ni tan incómoda de pisar, como lo eran antes, por lo que se convierten en una alternativa interesante.

La instalación de riego es otro de los pilares básicos del ahorro de agua. Debe estar calculada de forma que a cada emisor de riego le llegue su presión óptima de funcionamiento y que por tanto no tenga que estar funcionando más tiempo de lo normal, ya que eso implicaría un derroche de agua. Es muy común la idea de que un riego automático, por el simple hecho de ser automático y tener la posibilidad de regar por la noche, ya ahorramos agua. A lo largo de mi carrera profesional, me
he encontrado con verdaderas barbaridades en instalaciones que eran automáticas y que podían regar por la noche, y que generaban enormes derroches de agua.
Frecuentemente veo tuberías en las que se instalan goteros que aportan 2 l/h junto con microaspersores que aportan 30 l/h lo que, a igualdad de tiempo, hace que estemos encharcando unas plantas y dejando secar otras.

Las nuevas tecnologías también pone  a nuestro alcance numerosas formas de control sobre el funcionamiento de lo programadores de riego, que pueden utilizar para evitar riegos necesarios, como los sensores de lluvia, la conexión con aplicaciones móviles de previsión meteorológica , etc..

Una práctica que produce un gran ahorro de agua es la de cubrir el terreno con arena, gravillas o cortezas, que además de ocultar las tuberías de goteo que no suele ser muy estético verlas, rompe el ascenso del agua del suelo y por tanto las pérdidas por evaporación.

«Una práctica que produce un gran ahorro de agua es la de cubrir el terreno con arena, gravillas o cortezas»

Una vez construido el jardín con todos los condicionantes que anteriormente hemos ido mencionando, a fin de cuentas llegamos a la fase en la que realmente generamos el ahorro efectivo del agua, y esa es la fase de mantenimiento. De nada sirve que hayamos reducido la superficie de césped, que hayamos utilizado grama y especies de bajo consumo, que hayamos extendido gravillas o que nuestra instalación esté perfectamente diseñada, si no realizamos un manejo eficiente del programador de riego aquilatando al máximo la dosificación del agua. Por tanto debemos ajustar los tiempos de riego, dejándonos asesorar por profesionales de verdad, e ir subiéndolos o bajándolos en función  de cómo vayan comportándose las plantas. Debemos también tener cuidado con el abuso de los abonados químicos, ya que incrementan las necesidades de riego para la disolución de las sales que los forman.

En resumen, creo que actualmente, gracias a la alta tecnificación de los materiales que se emplean en jardinería, tenemos una gran cantidad de herramientas en nuestras manos para poder disfrutar de jardines completamente naturales, sin tener que recurrir a sucedáneos de plástico, aprovechando todas las ventajas que supone tener un trocito de la naturaleza en nuestra casa, y sin tener que incurrir en un elevado gasto de agua.